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Servilleta de papel

By 08/07/2020 diciembre 16th, 2020 No Comments

De las cosas que echamos mano casi sin darnos cuenta, entre las más comunes, indispensables y nobles, se erige ella: la servilleta de papel.
Un cuadrado imperfecto de textura homogénea doblado dos veces en otro cuadrado imperfecto que extendido podría haber sido parte del proyecto absorbente de un rollo de papel higiénico.


Su primer destino vino en la bolsa de cien iguales unidades de cuatro páginas, láminas u hojas aplanadas. Debió pasar por un cilindro giratorio que le selló la superficie dándole ese relieve desparejo, ese aspecto de puntillismo que al tacto se percibe de una suavidad algo áspera, lo suficiente para saberla una herramienta segura, que aprehende. Ninguna planicie lisa de la cual desconfiar al pensarla para cualquiera de los fines usuales y los imprevistos en los que aparece como objeto de primeros auxilios.


Impoluta y frágil se la ignora importante y se la sabe útil; tomada de su envase da fe de su pureza y al menor tizne se desecha como usada, despreciable, acreedora del impiadoso descarte.


Papel de anotaciones al vuelo, apuradas; de lista improvisada de compras. Secadora de cafés derramados sin querer sobre la mesa. Limpiadora de restos indiscretos fuera la boca, de excesos de lápiz labial en las comisuras. Difusora de maquillaje a falta de esponja y brocha, de delineador excedente. Paño de lágrimas. Pañuelo de mocos y de contención de estornudos. Marcapáginas del libro en la cafetería. Envoltorio del emparedado caliente. Compañía inseparable de la comida enviada a domicilio. Secante de superficies húmedas, mojadas. Posavasos de copas de vino en brindis de inauguraciones, presentaciones o de vasos de whisky en reuniones políticas, empresariales o de grupos de presión.


Recurso casi imperceptible en el bolsillo del pantalón o en el fondo de la cartera para salvar la falta de papel en el baño de la oficina, el restaurant, la discoteca. O para enjugar la transpiración en el momento incómodo que no se tiene otro objeto cerca para entretener los dedos, distraer los nervios, descargar la tensión.


Aguanta doblarla y desdoblarla. Reseca la ramita cortada, la flor arrancada, entre sus poros astringentes aislándolas entre las páginas del libro.


Mojada parece disolverse, desintegrarse, como si en vez de papel su materia fuera la sal o el azúcar. De hecho, plegada como un barquito y puesta a navegar, naufraga.

De papel la servilleta

Delicada y prístinahasta que una mano la toca

la doblala manchala arruga

y pierde su donaire

y la forma

y el origen

y la esencia

sirviendo la servilleta.

Soporte de extravíos

de citas y poemas

de rimmel y labiales

de kétchup y mostaza

de menopáusicos calores

y grasientos sudores

de brindis y deshielos

de flores marchitas

de lágrimas y consuelode pliegues deshojados

sin la fortuna de las margaritas.

Paso fugaz,vida frágil,

final de gloria,

siempre útil

siempre presta

sirviendode mano en mano

desde enjugar la frente

hasta secar la herida,

de la mesa de comensa

lesa la tapa de un baño

entre la cartera y el bolsillo

la vianda y el cumpleaños

siempre prestade mano en manopaso

fugaz,

vida frágil,

final de gloria,

deshecha o enhiestacomún e imprescindiblela servilleta.

*Publicado en el II Mundial de Escritura, durante la primera quincena de 2020.

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