Cuando digo que sólo tengo dos ojos, dos oídos, dos pies, dos manos, una boca y una cabeza para 18 pestañas abiertas, no me refiero a las ventanas de la pantalla de la computadora únicamente, sino al montón de cosas que se me presentan cada día e intento poner en algún archivero, para no morir sepultada y más bien resolverlas o sortearlas, según venga la mano y la posibilidad. Y no exagero.
Tengo estantes, carpetas, cajones, cajoncitos, cajas, baúles, álbumes, archivadores, cuadernos, libretas y agendas en mi pequeño ropero, mis bibliotecas y el escritorio, atestados por ellos, aún cuando en esos arranques de desapego y desprendimiento de lo que ya se fue, no es o le hace más falta a otros que a mí, me deshice de tantos libros, papeles, archivos, borradores, textos, revistas, suplementos, videos, entrevistas, programas y tanto trasto.
Ultimamente pinté la pared negro pizarra y me entretuve con tizas de colores dibujando las letras que describen mis empeños laborales, mis producciones intelectuales, mis ocurrencias, mis aprendizajes. De las 18 pestañas, 10 aparecieron de desempolvar y soñar publicaciones y escritos que logré empezar a organizar en categorías virtuales para dejarlas impresas en los algoritmos desconocidos de la gran nube. Aquella gran nube a la que ha arribado la tecnología y el ingenio humano hasta que las llamaradas del sol, los tráfagos y los huracanes, las inmensas olas de las que son capaces los mares, derriben de su ningún lugar en el mundo.
Las intenté en igual número de blogs, posiblemente. Desparramados. Como cada uno de todos mis empeños. Hechos a mano, personalísimos, a pura intuición, sensación y percepción, a puro prueba y error, a puro leer y aprender, a puro mirar y ensayar, a puro hacer y hacer y hacer, como buena migrante que heredó las capacidades de siglos de supervivencia, que no conoce otra forma de ser libre que el amor, el compromiso y la lucha. El amor a Dios y a la vida, el amor a los hijos y a la familia, el amor a los dones y a las oportunidades, a los desafíos y a los propósitos, a las responsabilidades y a los asombros, el amor a las ideas y a los otros, el amor a servir y ser consciente.
Y el compromiso y la lucha, los únicos medios de ser buena misionera, buena peregrina y buena militante. Mujer que ejerce. Yo misma. Madre y abuela. Hija y hermana. Compañera. Que siente y existe, que piensa y resiste. Poeta. Transgresora. Vanguardista. Ensayista. Periodista. Relacionista. Política. Confesora. Crítica. Secretaria. Telefonista. Escritora. Activista. Muchas vidas pasadas en una sola vida. A puro pulmón y poniendo la frente, la sonrisa, el pecho y la pluma.
Mis medallas están grabadas en cicatrices de parto, de cuero bajo la piel, de ojos que ven más allá de lo que se muestra, de oídos que escuchan más allá de lo que se dice, de intuiciones que me salvan, de dudas que crecen con el conocimiento, de certezas que se afianzan con los años, de arrugas de tantas risas, de ojeras de tanto llanto. Mi premio mayor, dentro de lo posible, es mi estado de loba esteparia. Irrenunciable y dichoso.
Reúno ahora en este blog que hizo Hijo Ig hace dos años, todos esos intentos que empecé y desperdigué en el ningún lugar de la nube e incluso eliminé por desuso o desconfianza en este universo que es internet, tan extraordinario para las búsquedas positivas, los encuentros, la curiosidad, lo mejor del ser humano, y tan deleznable para el daño, la mentira y la falsedad, lo peor de la miseria humana, nada más y nada menos que el fruto del cerebro real humano.
El rediseño es parte de esta nueva etapa que surge naturalmente después de trabajar y de disfrutar en la obligada y fascinante migración digital que elegí para no quedarme atrapada en la ignorancia que impide a una generación fracasada enterarse, darse la posibilidad de vaciarse de conceptos equivocados y consignas sin futuro para reaprender y apoyar a las nuevas generaciones desde la innovación. He podido de esta manera aportar con mis pensamientos, mis experiencias, mi sentir y mi percibir, a que mis logros personales hayan sido debidamente devueltos con creces, como lo dicta mi espíritu justiciero y solidario, a mejorar las oportunidades de muchísimos que no me conocen ni conozco pero que sé que están mejor que mucho tiempo atrás.
Los estantes de archivo del blog, las categorías como se llaman en estas páginas virtuales, son como galeras de mago, como ha sido y es mi vida, llena de sorpresas, de imprevistos, de banderas plantadas en cimas alcanzadas, de frustraciones también pero que orgullosamente -como buena vasca- motivaron volver a empezar las veces que hizo falta, hasta transformarlas en resultados logrados.
He aquí mis «Intuiciones»…
He aquí mis «Lecturas»…
Y he aquí mis «Escrituras».
En unos días, este blog irá migrando como los pájaros y los humanos, mis antepasados más lejanos y mis abuelos, mi madre, mi padre, mis hermanos. Como debe ser. Como soy. Como quiero ser.
Para migrar dejando un poco de lo mejor de una a cada paso, desprendiéndonos hasta conseguir irnos con la misma nada que llegamos, es que venimos al mundo a prepararnos para seguir migrando.
Hoy se vive.
Felicidades!!! Querida Gabriela por tu blog. En hora buena.
Abrazos de Koala desde la tierra del Down under – Australia.
Que blog mas bueno….
Me había olvidado que estaba suscrito
Tenia abandonado este correo
Cuando me di cuenta recien
Tengo mas de 200 mensajes sin leer
Estoy tratando de leerlo y ponerme al día con las notas.
¡Gracias, Javier! En estos días cambia el formato y quiero publicar más seguido. Espero tus comentarios.
Gabriela tu blog esta muy bueno. Te felicito!
¡Muchas gracias, Coqui!
no sabes cuanto te agradezco por la suerte de saber existes de conocerte a través de tus escritos sabes que llenas de sentido de vida a los sobrevivientes y desgastados como yo.. que buscan quien los adopte en su mundo literario. Gracias