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Sonrían

By 10/07/2020 diciembre 16th, 2020 No Comments

Las fiestas familiares son un ritual heredado de infancia. En la casa de mis padres, cuando éramos pequeños, los cumpleaños giraban en torno a la torta de bizcochuelo con la receta del libro de doña Petrona C. de Gandulfo, partida al medio y unida por una capa gruesa de dulce de leche, las velitas en el número que correspondía a la celebración del homenajeado, una botella de coca cola de un litro que alcanzaba para los cuatro chicos, mis abuelos maternos, papá y mamá. Un regalo, la canción de ocasión y éramos felices, hasta que a papá se le ocurría extender un dedo sobre la superficie de algún mueble y montar en cólera porque tenía polvo.


Con los años y cuando mamá quedó de jefa de hogar, como yo ya había empezado a trabajar me encargaba de comprar la torta mientras ella preparaba un almuerzo especial: peceto mechado con puré. Las gaseosas eran dos y nos reuníamos en torno a la mesa, ya cada uno volviendo de sus quehaceres de juventud. Reíamos contando los mismos recuerdos y terminando la celebración a la hora de irnos a dormir.


Cuando mamá empezó a dejar las celebraciones en manos nuestras y participar como una invitada más, asumí el rol de hija mayor para hacerme cargo de los cumpleaños y de las reuniones familiares, siempre en torno a la cocina en casa.


Todas y cada una, un acontecimiento que me encanta preparar. Hago la lista de ingredientes según el menú -casi siempre el mismo, que denominamos el almuerzo de mamá-, salgo a hacer las compras, vuelvo a la cocina y empiezo los preparativos. La olla con el agua hirviendo para los tallarines, la sartén con un poquito de aceite de girasol para los medallones de lomito al ajillo, la fuente de ensalada de lechuga, trocitos de queso, aceitunas verdes, choclo desgranado, huevitos duros de codorniz y salsa de mayonesa diluida. Arreglo la mesa alargada con el lugar de cada uno, que ya somos muchos, entre padres, hijos, parejas y nietos, acarreo cada silla de casa, corto algunas flores del jardín, coloco una servilleta especial sobre cada plato y copas, porque bebamos agua o refresco, las copas son para brindar. Hago unas tablas de picaditas como aperitivo, tengo lista la torta para poner las velitas a la hora de la sobremesa y los termos de café junto a los platitos del postre y sus cucharitas.


A la hora que todos deben estar, llevo un buen rato de espera. Me siento dichosa de saber que todos vendrán a casa y será un día especial. Algunos demoran y me empiezo a impacientar. Como pareciera que los que llegaron no pueden aguantar, comienzan a picotear y me pongo intensa. -Dejen todo como está, hasta que lleguen los demás.-Papá, no te sientes ahí que es el lugar de mamá. -Hijo, dónde está tu hermano, llamalo de la pieza o tengo que mandarle invitación especial. -Por qué tardan si saben que está todo listo y la comida se va a enfriar. -Hermano, te parece que ése es un chiste esa barbaridad. -Cómo que no pudiste traerle un regalo. -Ese regalo parece mandado a comprar, no tienen cinco minutos para dedicarse a pensar en lo que les gusta a los demás.


Insoportable, lo sé. Ya el ambiente se puso tenso. Casi al punto de que nadie habla porque todo me parece mal. Llegan los que faltaban y anuncio: -Ahora sí, podemos empezar. Y entonces el broche de oro sucede cuando grito: -Paren, vamos a hacer la foto familiar. Pónganse todos de aquel lado, que si la luz viene de atrás, sale oscura. Correte, hermana, estás tapando a nieto uno. Mamá, mirá para acá. Chicos, dejen de hacerse rogar, júntense. A ver, un abrazo.


Miro a través de la cámara y advierto en los rostros que me quieren matar. Recién entonces me relajo, todo está bien y la vamos a pasar genial. Según yo.


-A la una, a las dos…


Retiro mi ojo de la cámara y asomo con cara del dedo índice levantando el polvo de algún mueble y todos se ponen derechitos, se abrazan, miran hacia el foco, debiendo contar hasta tres para no darme más bola , pensando cómo rompo las bolas y liberarse para festejar.


-A la una, a las dos… ¡Sonrían y ya!

* Publicado en el II Mundial de Escritura, durante la primera quincena de julio de 2020.

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