Caminar es uno -tal vez el único- de los actos más libres del ser humano. Y uno de los más éticos, estéticos, placenteros y nutritivos. Caminar moviendo un pie un paso y luego, el otro, el paso siguiente. Caminar nos traslada en cuerpo y esencia de un lado a otro. Caminar, sin el apuro de la competencia ni la premura del encuentro, el trámite o la obligación, sin otro propósito que ir, libera el ser que nos toca descubrir dentro nuestro. Caminar el mundo, empezando desde el lugar que estamos, por la cuadra del barrio en la ciudad, la calle…
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