Los niños son felices con amor. Las cosas las imponen los adultos. Los niños son los que menos joden en esta cuarentena, son los que se adaptan sin otra exigencia que un poco de juego, de ocupación y de atención.
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Los niños son felices con amor. Las cosas las imponen los adultos. Los niños son los que menos joden en esta cuarentena, son los que se adaptan sin otra exigencia que un poco de juego, de ocupación y de atención.
La misma. La propia. Que siga expresando las emociones a flor de piel, a pesar del qué dirán impuesto por los que se avergüenzan o ya no sienten. Que siga creyendo, a pesar de las caídas, los tropezones, los desencantos, los desamores, las decepciones, las traiciones, las emboscadas. Que siga haciendo lo que me da la gana, a pesar del mundo al revés que envidia y aborrece el espíritu libre e independiente, lo que dice celebrar pero rechaza por miedo a lo diferente. Que siga luchando por las ideas, la justicia y por quienes amo, a pesar de la maquinaria…