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Que la autonomía comience en Carnaval

La protesta contra la violación múltiple asestada por tres poderes del Estado central a la democracia, la Constitución y el pueblo boliviano pareciera que es muy bravucona en Facebook y en Twitter pero poco evidente en la vida real, donde se asume que el capitalismo populista dinástico no es tan malo si cada uno hace lo que quiere en razón a sus bienes materiales y poco le importa cómo funcione lo público y lo privado (sin justicia, a presión y aplicando la ley del más fuerte) y lo que cree que no es importante si puede resolverlo “de alguna manera”.

Somos incapaces de realizar un paro cívico porque cada uno teme perder su chaquito y además, es un acto inútil porque ya no logra ningún resultado positivo.

En las redes sociales, se habla de suspender el Carnaval. Otro absurdo. Recuerdo que en 1995, fuera del cuarto anillo, la ciudad estaba anegada por las lluvias persistentes y copiosas. Había cientos de familias con el agua inundando sus casas donde flotaba hasta la cama. Como jefe de gabinete le pedí al Alcalde que suspendiéramos el Corso y los comparseros pusieron el grito al cielo. Veinte años después el Carnaval es el mismo, agrandado a una gran industria cultural y festiva. Suspenderlo como seña de un pueblo en vísperas de un duelo hasta 2019 es mucho pedir. Sobre todo si los dolientes somos tan aldeanos que seguimos como si nada, felices con el cepo mientras rumiamos con la cabeza gacha si no nos falta el pasto.

No sé si lloverá en febrero pero si sé que si no resistimos haciendo, del verbo «hacer algo», nuestros hijos y nuestros nietos no habrán conocido otro mandatario que el “jefazo”, naturalizando que la política es la dictada por un partido único y las reglas las impuestas por el derecho humano de uno por encima del derecho humano de todos a la democracia, a oídos sordos del sentido común.

No alcanzo a comprender cómo es que las autoridades subnacionales no accionan lo que está a su alcance para demostrarle a la población que lo que está sucediendo no está bien y no sólo eso, sino que está muy mal.

Así como el Gobierno central impuso un feriado plurinacional en enero que sólo festeja el MAS, seamos creativos en la protesta y establezcamos que en el departamento de Santa Cruz el Carnaval no será los días 10, 11, 12 y 13 de febrero como determina la agenda del Presidente sino un determinado fin de semana de marzo, el que decida el Gobierno departamental y los Gobiernos Municipales cruceños. Lo útil se une a lo grato. Sería una verdadera primera decisión con autonomía, dejamos que el feriado nacional de Carnaval sea de descanso de todos pero en este pueblo no se carnavalea cuando quiere el Gobierno y se amplía un mes el trabajo de la industria carnavalera. En marzo, se realiza el Corso un sábado en el Cambódromo, el domingo empieza la mojazón y lunes y martes continúan. Si las instituciones del Gobierno nacional deciden trabajar, pueden prever impermeables para los globazos y litros de aceite para bebés para evitar la pringazón.

Que la autonomía comience en Carnaval. El primer día hábil de Año Nuevo presento la solicitud ante la Asamblea Legislativa Departamental, el Gobernador, el Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra, el Alcalde y la Federación de Municipios de Santa Cruz.

Si Ud. está de acuerdo y quiere adherirse suscribiendo la propuesta formal de realización del Carnaval cruceño en marzo, en protesta por el inminente fin de la democracia, le invito a escribir su nombre y su apellido en los comentarios de esta página.

 

 

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