Hace 10 años llegó mi primer nieto a cambiarnos la vida para siempre. Nos enseñó mucho más de lo aprendido hasta entonces y esencialmente que los seres como él vienen al mundo a humanizar una especie bastante perdida en sus paradigmas de progreso, desarrollo, felicidad, sentido común, lenguaje, relaciones interpersonales, alimentación, prioridades y valores pensados por los gurúes posmodernos como vanguardistas en pleno siglo XXI. Nachín nos reacomodó como Winnie the Pooh. Nos hizo mejores personas. Nos dio lecciones silenciosas de grandes verdades y enormes desafíos que importan. Es el niño más feliz que hubiéramos podido imaginar y…
