Cuando la renuncia y el abandono del cargo dejaron al país sumido en un vacío de poder, Ella estuvo a la altura de una circunstancia que no buscó ni imaginó.
La sucesión de abusos políticos y la transformación de una sombra autoritaria en el peligro de una real pérdida de libertad, puso a los jóvenes en alerta, los indignó, los sacó de su zona de confort, como a todos.
El Cabildo cruceño del 4 de octubre marcó un antes y un después en la historia del país. Confluyeron factores determinantes que unificaron un sentimiento de hartazgo generalizado y una participación inédita de la población presente y a distancia, a nivel nacional. El incendio de la Chiquitanía y la solidaridad de los 9 departamentos ante este desastre del que nadie se sustrajo y por el contrario, conmovió a ayudar de todas las formas posibles desde cada rincón de Bolivia, encontró una forma de organización civil voluntaria inédita.