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¿Había que matar al campeón para vencerlo?

El asesinato de Ronny Perrogón me destartaló.

¿Cuánto rencor y envidia puede guardar un cerebro para maquinar la violencia despiadada, personal y en trío, en grupo, a mansalva, en celada, contra un muchacho que sobresalía por mérito propio, o contra cualquier persona?

 

Del perfil de FB de Ronny Perrogón.




Como madre, te desvelás para siempre desde el momento que sabés que lo llevás dentro. Como madre te rompés para que se alimente varias veces al día, que coma sano, que no le falte una ducha caliente, la ropa limpia, que asista cada mañana a la escuela durante por lo menos 12 años, que realice un oficio o un arte que le nazca, mirándole con cuidado lo que precise, lo abrazás cuando sale, cuando llega, cada vez menos tal vez porque se hace grande y no les gusta la mamitis pública… Y no interesan los cánones de guapura, una los ve tan bellos y únicos y es porque son bellos y únicos, son nuestros hijos, los hijos de las mamás, de los papás, de las tías, de las abuelas. Son seres humanos vivos, bellos, únicos.

 


Cada noche que empiezan a salir una no sigue tranquila la vida, ni duerme en paz, hasta que escucha la puerta, siente sus ruidos y recién una suelta la primera exhalación completa. Hasta ese momento, una se dibujó todas las películas de terror que ni siquiera vio porque no le gustan. Y es que no hay forma de saber cómo se comporta el otro, la otra, que no aprendió a valorar la vida propia y menos la de los demás. Hemos llegado, ya hace mucho, a un punto terrible. Que si una cuidó que su hijo respete las reglas de tránsito, tiene que decirle que a los abusivos al volante los deje pasar. Que si una cuidó que su hijo sea respetuoso y humilde, tiene que decirle que ya ni siquiera rige la ley del más fuerte para pelear porque se imponen la guaiqueada, las armas de fuego, las armas blancas, para lastimar y matar.

 

Esa lógica perversa de que como uno no tiene lo que logró con sudor y esfuerzo propio el otro, hay que robarle o engañarlo para destruirlo, en lugar de aplaudirlo, imitarlo, seguir el ejemplo.

 


Jueputas.

 


Llueve además. Qué día tristón y desmoralizador, che, este jueves.  A sacudirse, si se puede, y a continuar.







Del perfil de FB de Ronny Perrogón.

 

Del perfil de FB de Ronny Perrogón.

3 Comments

  • Yerko Martínez Riffarachi dice:

    Se rompe el corazón cuándo siento como destruyen a toda una familia ,por gente tan cobarde q no puede enfrentar uno a uno con su oponente ,recurriendo al más atros hecho q se le puede hacer a un ser querido , no existiendo un nombre para el vacío q deja en sus padres , ni palabra de consuelo …… .Solo q se me caen las lágrimas de la importancia de encontrar una solución

  • ARACELI dice:

    me gustó mucho tu reflexión acerca de Ronny. Es cierto… «Y es que no hay forma de saber cómo se comporta el otro, la otra, que no aprendió a valorar la vida propia y menos la de los demás».

  • Andrea Cuéllar dice:

    No soy madre, pero soy hermana, soy hija… soy amiga y soy novia, y me pongo en el lugar de las personas que sufren esta gran perdida. Gracias por esta muestra de aprecio no solo por una persona sino por la vida misma. Estas palabras deberían sobrepasar y llenar los medios para eliminar esta contaminación que hay en la actualidad… maldad y falta de estima. No existe respeto ni por el reflejo del espejo.
    Me canse de escuchar todos los días historias como la de este niño guerrero, un niño digno de toda admiración como persona y como deportista.

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