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¡Zorionak!

By 08/05/2006 mayo 14th, 2018 No Comments

Pasan casi tres años de cuando apareció en mi correo virtual y en nuestra historia, José Luis Vicente Gregorio Elcuaz Simón y su fabuloso oficio de vocación de elaborar el árbol genealógico de la familia Elcuaz, de los mayorazgos navarros, del pueblo con nombre del apellido, del tatarabuelo suscriptor de los Fueros, de las partidas de bautismo en las antiquísimas iglesias aldeanas y de buscar cuanta rama y descendiente encontrara sobre la Tierra. «¿Eres familiar de los Elcuaz de Tres Arroyos, República Argentina?», leía yo la pregunta que nadie en toda mi vida me había hecho en parte alguna del mundo. Mi absorta afirmación no acababa de caer en cuenta que llegaron tantos tíos, tíos abuelos, primos, bisabuelos y tataratataratatara… que hasta hoy releo encantada los vocablos vascos tan difíciles de pronunciar con mi mayor admiración. Un año atrás, Txitxi (Chichí) avisó igual de intempestivamente, que venía a Santa Cruz de la Sierra a conocernos y recorrer Bolivia. Ya había aceptado con generosidad nuestra corresponsalía de Piedra Libre en Europa, sin conocernos personalmente. Fue un encuentro tan inesperado como pleno de calor humano en los detalles de una cultura ancestral y lazos de sangre cuán más lejos aún, que sin la menor duda, nos descubría una parte de esa familia que sin recordarla por no conocerla aprendí a quererla y amo tanto, la familia paterna de mi madre: el «nuevo» primo nos rodeó de costumbres, imágenes, sonidos y sabores que su pequeña e inacabable maleta de viaje creíamos no alcanzaría a contener, como queso de cabra (muy parecido al parmesano), un audiovisual sobre las cuatro estaciones en Navarra, las remeras de Kukuxumusu con Hemingway y los toros, txapelas espectaculares, el pañuelo rojo de los sanfermines, brujas y dólmenes del norte euskera, las manos de Ignacio y mías -las de mi primer libro- talladas por este primo nuevo, alegre y emprendedor, en madera con las hojas del otoño de Villafranca y la caja de guardar sueños y tesoros, también en madera labrada con jeroglíficos del afecto…

«Soy el primo vasco de Gabriela», se le ocurrió presentarse con la mano tendida cuando en la Basílica de San Lorenzo un cruceño amigo le ofreció a nuestro huésped español de ojos vivaces y risa contagiante, recorrer el Museo Catedralicio. Igual que cuando en el aeropuerto de El Alto en La Paz, a su retorno del Salar deUyuni, nos contó que le pareció reconocer -acertadamente- en la sala de embarque aéreo al amigo mío que le mostré en la pantalla de televisión el domingo anterior.

No menos inquieta y apurada para convertir sueños en realidad, meses después, tuve la oportunidad de viajar a Badajoz, en la entrañable Extremadura ibérica. Concluido el motivo oficial, no dudé en despedirme de la comitiva y subir en el tren ave de Madrid a Zaragoza. Luego de apenas un par de horas, radiante del frío de enero, subí al ómnibus que me conduciría al desconocido destino de esta familia que industrializa pellets de aserrín para alimentar de energía limpia las estufas europeas, cerca de Tudela. Allí me esperaban tres días de una hospitalidad insospechada en la calidad humana de Teresa, la hermana pintora; Carlos, el hermano empresario exportador de la industria y Carmen, la mamá de 87 años, de una alegría y vitalidad envidiables. Recorrimos desde la mundialmente famosa calle Estafeta de los sanfermines en Iruña, la primera capitalía del camino de Santiago, la Plaza de Toros que cobijaría a Hemingway el siglo pasado, el Museo de Navarra, el Ayuntamiento…

Hoy encontré en casa la postal que envió Txitxi por Navidad desde el sur de Pamplona y que construyó con la foto que se tomó junto a mis hijos y el Parque Nacional Amboró de imponente escenario. Vino dirigida a su tocayo, quien lleva el nombre de mi abuelo materno: «Querido Vicente: Sirva la presente para hacerte saber que no te he olvidado y que seguimos siendo amigos por siempre y para desearte unas felices fiestas navideñas llenas de alegría e ilusión. Recibe un beso y un abrazo de tu amigo, Vicente Elcuaz Simón. ¡¡¡Zorionak!!! Nota. Por favor, no te olvides de felicitar la Navidad, de mi parte, a toda la familia. Gracias»

¡¡¡Bazan ala ez bazan sar dadila kalabazan, como reza la caja mágica, queridos Txixi, Teresa, Carlos y muchos besos, su entrañable mamá!!!

¡Zorionak!

 

Mi libro mágico hecho por mi primo navarro, José Luis Elcuaz, Txitxi. Un tesoro de madera que no podía faltarle a una bruja de Zugarramurdi.

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