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Seguí haciendo Lío, hasta Rusia 2018 y más allá

 

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Tu dolor. Nuestro dolor. Gracias, Messi. Yo te banco. Seguí perdonando a los mediocres.

 

Querido Lio:

Sé que acabás de renunciar a la Selección.
Sé que soy una de 40.000.000 que llevamos la camiseta pintada de nacimiento, que nos creemos directores técnicos innatos y comentaristas deportivos honoris causa.

Somos 40.000.000 de fanáticos. Es la Selección de 40.000.000 de sabelotodos que sufren si se gana y si se pierde también.

Sé que lo que te está lloviendo de palos te duele 40.000.000 de veces más que la acusación de fraude fiscal, porque vos no sos pecho frío.

Sé que hace años, yo también lo creí. Te dije pecho frío. Hasta que aprendí a conocerte y supe que me equivoqué.

Hoy me dolió no ganar la Copa pero más me duele que te vayás así. Seríamos unos desagradecidos si no te lo hacemos saber.

Hoy dejaste todo en la cancha. Yo lo vi. Todos lo vimos. Quien te apunte con el dedo, no entendió lo que es Messi para el fútbol, para la Selección, para el país.

Yo te vi dejar todo en la cancha, te vi ser querido – pero sobre todo respetado, menos por el árbitro cagón que te amonestó incorrectamente – por propios y extraños, nos vi irnos sin la Copa y no hubo puteadas desde las tribunas: sólo el silencio de la incredulidad, el silencio de dónde putas se fueron los goles que no entraron al arco en 120 minutos.

Gracias, Lio. Hay tipos que valen mucho más que una Copa y nos pasan a veces en la vida: somos tan astutos y brillantes que los aplaudimos cuando mueren o cuando se van o los igualamos enseguida con cualquiera si es que no se nos ocurre una burla hiriente con qué destrozarlos. El precio de la fama, que le dicen así a lo facilongo, quienes piensan que los millones hacen la felicidad y que el oficio público les da crédito para invadir tu modo de ser.

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Yo te banco, Lio. Gracias por los 120 minutos de hoy y por todos los partidos del campeonato, por el 2015, por el 2014; también por no nacionalizarte para ser el 10 de España, porque ese corazón tuyo late en sus raíces filiales y de infancia, sin andar alardeando ni patoteando que es argentino para demostrar que, de principio a fin, siempre estás ahí.

Te queremos en Rusia 2018 con la Selección. Seguí siendo ejemplo para los chicos, de jugador y de ser humano.
También practicá penales, aunque el de hoy lo vi venir fallado en cuanto el arquerazo contrario te tenía a tanto abrazo para la foto, antes del ciclo de definiciones.

Gracias, Pulga. Yo te banco hasta Rusia 2018 y más allá.
¡Dale, Messi! ¡Dale, Argentina! ¡Que pueda más la alegría!

 

Mascherano y Messi. Argentina finalista.

Mascherano y Messi. Argentina finalista.

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