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Casa por cárcel para Leopoldo, casa por cárcel para Zvonko

La imagen de la felicidad de estos niños da vuelta al mundo. Leopoldo López, el preso político más famoso del gobierno de Nicolás Maduro, ha salido de la cárcel para cumplir arresto domiciliario junto a los suyos por una sentencia judicial que lo condenó a trece años de prisión.

Leopoldo López se reunió con su familia la madrugada del 8 de julio de 2017, luego de más de tres años de prisión incomunicada. El líder de la oposición política al gobierno chavista cumple trece años de presidio por condena judicial por supuestos delitos en Venezuela.

 

Hace siete años que Zvonko Matkovic Ribera está preso por una causa política porque está acusado de un acto terrorista que no se comprobó. La quinta parte de la vida de Zvonko Matkovic Ribera ha transcurrido en la cárcel sin sentencia judicial y para espanto de una sociedad que calla pero sabe perfectamente que esto es mucho más que una injusticia, es la demostración fehaciente de que el sistema no es justo, el Poder Judicial no es justo, el conjunto de leyes no es justo, el debido proceso no es justo.

Sólo él y su familia saben los horrores que han sufrido además de la privación de libertad.

Ya está afuera Leopoldo López en Venezuela. Ya está afuera de la cárcel y cumple presidio domiciliario, según la sentencia judicial que lo condenó.

Evo Morales dio una lección de diplomacia ante el mundo al gobierno de Chile al responder como corresponde ante un incidente menor de frontera protagonizado por funcionarios chilenos, poniéndolos en evidencia y devolviéndolos a su país, en un gesto más positivo que la altanería chilena de aprehender, encarcelar, judicializar más de 100 días y expulsar a nueve funcionarios bolivianos transgresores de la misma frontera, apenas unas semanas antes. El Presidente de Bolivia invocó el pedido de la madre de uno de los carabineros para explicar su especial atención a decidir la liberación y el retorno de los oficiales chilenos a su lugar de origen.

Conozco a la mamá de Zvonko desde que sus padres atendían personalmente la Librería Ribera Hermanos, en la esquina de las calles René Moreno y Ballivián, la papelería tradicional que nos abasteció de materiales escolares casi única en la ciudad en los años setenta. Conozco también a su padre, el ex presidente de Cordecruz que echó a mi padre de su trabajo en la autarquía cruceña en 1989, sólo porque no pertenecía al partido político del Gral. Bánzer, aún cuando llevaba 15 años de carrera en el servicio público y había dejado una vida en Argentina para volver a construir la Santa Cruz que los profesionales de la época soñaban sacar del atraso y del aislamiento. Conozco a la mamá de Milan, el nieto de Zvonko y de Carmiña, y muchos, muchísimos en este pueblo, sabemos lo que han sufrido, lo que sufren, la familia rota, los sueños truncados, las vejaciones que una cree que suceden entre las bambalinas de las guerras de Irak, en las dictaduras militares más horrendas, en las cárceles norteamericanas.

Hace un año leí, fui una de los cientos de miles del mundo que leímos la carta del pequeño Milan al Papa Francisco pidiendo que intercediera ante Dios para devolverle a su padre preso en Palmasola. Sabemos que Dios lo escuchó: lo que no sabemos es si el Papa lo leyó y Ud. no quiso escuchar.

Hace mucho que todos escuchamos a Zvonko Matkovic padre narrar sus vicisitudes ante la extorsión, el desgarrador trámite diario de cualquier gestión que posibilite la liberación de su hijo, infructuosa y frustradamente.

 

Carmiña Ribera de Matkovic, abuela de Milan

 

Hace mucho que todos vemos a Carmiña Ribera asistir a cuanto plantón, caminata, visita, antesala, visibilice su pedido de atención, su abrazo guardado y vacío, sus ojos incansables y aguados de madre que no se rinde e insiste y busca y clama y hace todo lo que está en su día a día para lograr que su hijo se defienda en libertad.

Siete años, Presidente.

Hace varios que firmo donde me piden, en cuanta petición dirigida a su Despacho me llega para sumarme a la solicitud de justicia.

Yo no le pido más justicia, Presidente. Su Gobierno nos está llevando de los pelos a una nueva elección popular de jueces, un acto eleccionario en el que nadie cree.  Empezaríamos a creerle si lo viéramos llamando por teléfono, uno por uno, a los hombres y a las mujeres más probos de este país. Evo Morales llama a los hombres y a las mujeres más probos de este país para que se reúnan entre ellos, asuman los cargos más importantes de los máximos tribunales y hagan lo que tienen que hacer para sacudir este sistema de injusticia espantosa. Ese sería un acto como para darme una esperanza para creer.

Usted, Presidente, lo llamó a Eduardo Rodríguez Veltzé y lo llevó a La Haya. ¿Quién duda de que el mejor jurista internacional que tiene Bolivia está donde debe estar? Usted, Presidente, no llamó a elecciones para que por voto popular cualquier desconocido se haga cargo de la defensa del derecho al mar que tiene Bolivia.

Yo no le pido más justicia, Presidente, si es que no la quiere o no le es posible. Le pido que en un acto de clemencia y de disposición de enderezar este horror al que se ven sometidos todos los bolivianos cuando les cae por mala suerte o con razón todo el peso de la injusticia sobre sus vidas, cambie la cárcel por la casa a Zvonko Matkovic Ribera.

Déjelo defenderse rodeado de los suyos, Presidente.

Después de siete años, finalmente, su Gobierno tiene un preso cuyo proceso demuestra lo mal que le ha ido a la Justicia Plurinacional, tan mal como a la Justicia neoliberal, golpista o de cualquier régimen anterior al suyo.

Siete años, Presidente, son los que Zvonko Matkovic Ribera vive encerrado y no robó al Estado, no violó a nadie, no mató, ni nada de lo que se le acusa que fuera probado. Y no se fue del país. Y no pidió asilo político a nadie. Y sólo puedo decir que es de muy hombre reconocer a otro hombre y preguntarse cómo puede ser que en siete años de su Gobierno este hombre siga preso preventivamente mientras es procesado y sólo pida defenderse fuera de la cárcel.

Carmiña Ribera y su hijo, Zvonko Matkovic, en algún encuentro fugaz por salida especial autorizada eventualmente por el juez de turno.

 

Carta de Carmiña Ribera de Matkovic al Ministro de Justicia pidiendo se autorice defenderse en libertad a su hijo preso desde hace siete años sin sentencia judicial

 

 

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